La
misión personal de Alice Bailey como discípulo consistió en crear un
sistema pionero de formación de discípulos para el mundo occidental. En 1923, y como
respuesta a una demanda cada vez mayor por una enseñanza y formación más
profundas en la ciencia del alma, Alice funda la Escuela Arcana, en la
ciudad de nueva York, aprovechando la ventaja que suponía la potencia
talismánica que HPB utilizó en esta ciudad, y en línea con el destino
espiritual de los Estados Unidos.
La
idea de Alice respecto a la escuela era la de crear un grupo
auténticamente esotérico, cuyos miembros recibiesen la preparación
necesaria para llegar a ser discípulos y servir como tales. La palabra
discípulo describe a alguien que está, por encima de todo, comprometido
a realizar tres cosas:
1º.
Servir a la humanidad.
2º.
Cooperar con el Plan de la Jerarquía tal como él lo ve y lo mejor que
puede.
3º.
Desarrollar los poderes del alma, ampliar su consciencia y seguir las
directrices de su alma y no las de su
personalidad.
Pero
el proceso de formarse como discípulo sólo puede proceder con éxito
después de haber recorrido el Sendero de Probación o de
Purificación, que es como se denomina al período que va desde que la
persona empieza a confrontar, por primera vez, los intereses de la
personalidad con los del alma, hasta el momento en que la misión del
alma adquiere un nuevo control sobre la vida, inaugurando así una nueva
época espiritual para su sombra, la personalidad, que es lo que
conocemos por el Sendero del
Discipulado.
Las
escuelas que habían surgido en el pasado habían cumplido un papel
fundamental en el desarrollo evolutivo del ser humano y habían logrado
llevar a la atención del público la naturaleza de la doctrina secreta,
la enseñanza esotérica y el hecho de la existencia de los Maestros de
Sabiduría. Se había impartido una gran cantidad de información necesaria
respecto a los procesos de la creación divina, los planos, los
septenatos, etc., pero a menudo con poco entendimiento real, y con una
dependencia y devoción excesivas a la figura del fundador. Y nada de
ello constituía una enseñanza verdaderamente esotérica. Se ponía el
énfasis en fuerzas subjetivas, pero aún así materiales (escondidas en el
interior del ser humano) y también en el desarrollo de facultades
psíquicas, como la clarividencia y la clariaudiencia, que el hombre
tiene en común con los animales. Se prestaba una gran atención a la
pureza física, que afecta a la limpieza de las formas a través de las
cuales debe manifestarse el
alma. Esta purificación no es de naturaleza esotérica, y no es una señal
de desarrollo esotérico o espiritual. Aunque sí constituye una primera
etapa sumamente necesaria, puesto que es el medio de construir el tipo
de cuerpo que requerirá el discípulo cuando empiece el verdadero trabajo
esotérico.
La
palabra “esotérico” y la palabra “oculto” significan “aquello que está
escondido”; indican lo que reside tras la apariencia externa y señalan
las causas que producen la apariencia y los efectos. Se ocupan de todo
lo que debe conocerse previamente al desarrollo de una consciencia de
iniciado.
Por
todo esto, Alice consideraba que las escuelas entonces existentes eran
–debido al tipo de instrucción que impartían– más exotéricas (por
externas) que esotéricas y que cumplían una función esencial, pero
puramente preparatoria, ya que sólo enseñaban al estudiante a recorrer
el Sendero de Probación.
Tales escuelas estaban excesivamente regidas por las debilidades y
fortalezas de los instructores que las fundaban y, por tanto,
frecuentemente coloreadas por su énfasis en la personalidad, su
exigencia de lealtad y por una interpretación incorrecta de las
enseñanzas. A diferencia de todo esto, los instructores del futuro se
limitarán a señalar el Camino, a recorrerlo con el discípulo, y a
enfatizar las antiguas reglas pero con sus nuevas interpretaciones. Es
decir, que el lugar del instructor ya no estará entre el grupo y la luz
o entre el aspirante y el Maestro.
Para
Alice la Escuela Arcana formaba parte, junto con otras iniciativas, de
un esfuerzo espiritual por crear una serie de escuelas preparatorias, de
contenido esotérico, que desempeñarían un papel intermedio o de
transición entre las escuelas exotéricas del pasado y las que surgirían,
en el futuro, como primeras verdaderas Escuelas de Iniciación.
La
función de estas escuelas de transición sería avanzar las enseñanzas más
allá del punto alcanzado en las escuelas anteriores, elevando su enfoque
desde el mundo material al reino del alma. Trabajarían con valores más
esotéricos y serían de naturaleza mental, poniendo el énfasis en el conocimiento de Dios, y no sólo
en el sentimiento de una
sensación de divinidad. Su objetivo sería lograr la fusión del alma con
la personalidad integrada, revelando que tras el dualismo del místico
(que constituye una etapa necesaria) está el hecho oculto de la
identidad con lo divino, entrenando al discípulo para obrar como alma en
los tres mundos y preparándole para trabajar en el grupo de algún
Maestro como discípulo aceptado. Resumiendo, estas escuelas esotéricas
de transición se dedicarían a la formación de discípulos y a su
preparación para recorrer el Sendero del Discipulado y para
entrar, posteriormente, en contacto directo con los Maestros. En cambio,
la función de las nuevas escuelas que aparecerán a lo largo del siglo
XXI –gracias al papel desempeñado por las escuelas de transición– será
la de aceptar discípulos y prepararles para recorrer el Sendero de
Iniciación.
Alice
resumió en siete puntos la definición de una escuela
esotérica:
- Una
escuela esotérica es aquella en la que se enseña la relación del alma
con la personalidad.
- Es
una extensión al mundo físico exterior del grupo interno o Ashram de
un Maestro.
- Una
verdadera escuela esotérica trabaja en cuatro niveles de servicio y
experiencia:
- El
nivel del mundo exterior.
- El
del mundo de los significados.
- El
del alma en su propio mundo.
- El
del Ashram o grupo de su Maestro.
- Una
escuela esotérica entrena al discípulo en el trabajo
grupal.
- No
se basa en la autoridad de algún instructor ni en sus exigencias de
reconocimiento u obediencia.
- En
un grupo esotérico se presta atención a un desarrollo equilibrado del
discípulo.
- Una
escuela esotérica es, por lo tanto, un medio a través del cual el foco
de la vida del discípulo se convierte en el del alma. Aprende a
trabajar totalmente desde niveles espirituales y su consciencia se
centra y se estabiliza en el alma y en el Ashram de su Maestro. Se le
enseña a desempeñar su parte en la elevación de la consciencia de la
humanidad.
La
Escuela Arcana se fundó con la idea de cumplir con estos siete
requisitos de toda escuela esotérica.
Además,
su gestación se produjo a lo largo del período entre la primera y la
segunda guerra mundial. La humanidad atravesaba su mayor crisis hasta la
fecha, y en semejantes circunstancias era evidente que, para que la
escuela desempeñase correcta y eficientemente su papel, habría que
dotarla de un nivel sumamente alto. Por eso, Alice dedicó una enorme
cantidad de tiempo a escribir y perfeccionar los cursos de estudio, que
siguió ampliando y modificando con el paso de los años, no para que la
escuela en sí tuviera éxito, sino con el objetivo de ayudar a unas
personas a avanzar por el Sendero del Discipulado. La escuela no era
sino un medio para tal fin. Por eso, la Escuela Arcana no se publicitó:
los primeros estudiantes fueron llegando llamados por el poder de
atracción subjetivo que ejerce la cualidad de un discipulado
correcto.
Se
realizó un esfuerzo minucioso por encontrar la forma correcta de traer
al grupo algo de la nueva responsabilidad y relaciones acuarianas que
serán esenciales, cara al futuro, para todo trabajo jerárquico
espiritual, y que no es más que un tenue reflejo de las relaciones y
responsabilidades existentes en el Ashram de un Maestro. La Escuela se
organizó en base a una estructura jerárquica y no democrática. Esta
cuestión de un sistema de relaciones humanas jerárquico versus uno
democrático es algo sobre lo que se consultó a los estudiantes muy al
inicio de la Escuela Arcana, apenas unos años después de su
inauguración. La estructura jerárquica adopta el patrón de
funcionamiento de los ashrams de la Jerarquía, y el funcionamiento de
todas las escuelas de preparación de discípulos de la nueva era estará
basado en esta estructura.
Las
tres condiciones fundamentales en las que reposa la formación impartida
por la Escuela Arcana son: la meditación, el estudio y el servicio a la humanidad. El
estudiante ajusta voluntariamente su vida a las reglas del discipulado.
El proceso es duro, y resulta en una eliminación natural de todos los
que no estén verdaderamente preparados para seguirlo. Los cursos se
imparten por correspondencia y los discípulos, aunque nunca lleguen a
conocerse, son entrenados como grupo, sirviendo juntos por medio de la
meditación y el estudio, pero pensando, meditando y buscando la Verdad
por sí mismos, según sus exigencias internas y su comprensión,
aprendiendo gracias a la independencia espiritual así obtenida el
significado de la interdependencia en el trabajo de grupo.
El
trabajo se dirige desde tres sedes en Nueva York, Ginebra y Londres y se
financia por medio de contribuciones voluntarias de los estudiantes y
simpatizantes. Se espera que los estudiantes de la Escuela compartan la
responsabilidad de su mantenimiento, cada cual según sus
medios.
La
Escuela no es sectaria y respeta el derecho de cada estudiante de
conservar su punto de vista y sus creencias. El material utilizado en
los cursos proviene de fuentes muy diversas. El conocimiento, la lucidez
y la sabiduría, así como la
capacidad de manipular las energías espirituales que resultan del
trabajo y la enseñanza de la Escuela Arcana, deben expresarse y
encontrar su aplicación por medio de una vida cotidiana de servicio,
ayudando a la manifestación del Plan divino y a la solución de los
problemas de la humanidad.
Alice
siempre insistió en que, si la escuela se dirigía correctamente,
conduciría a un incremento de libertad en la consciencia de quienes han
estado asociados con ella en la preparación para el discipulado. Se
refería a esa libertad que llega sólo cuando se trasciende la
personalidad, y esta libertad no es sino el resultado de llevar una vida
útil como discípulo.
Igualmente,
previó que –si el proceso de preparación para el discipulado progresaba
adecuadamente– llegaría un momento en que el estudiante habría pasado
suficiente tiempo en la escuela, y podría dejar atrás su relación de
alumno/maestro para pasar, enfrentándose a su nueva libertad, a una
posición de cooperación espiritual en alguno de los campos de servicio
de la Jerarquía en el mundo. Y ello vuelve a recordarnos que la Escuela
Arcana no es un fin en sí, sino el medio para un fin, y que el hecho de
prestar asistencia a un individuo para que llegue a ser un discípulo no
es para que alcance ese estatus a título personal, sino para que pueda
manifestarse y servir como lo haría un discípulo.
Es
decir, que el estudiante se convierte en un cooperador activo en el
servicio a sus semejantes y que este es un hecho de primera importancia
en su vida. Prosigue con su vida de estudio y meditación, y mantiene su
relación de compañerismo con sus hermanos de la escuela. Pero lo hace,
crecientemente, a la luz de su propia alma, libre de la influencia de su
personalidad y de la
limitación que constituirían ahora las muletas y guías que le resultaron
útiles en una etapa anterior del sendero.
La
libertad que permite esta nueva etapa no implica que el estudiante tenga
que “romper” necesariamente con la Escuela Arcana, a no ser que se trate
de algo deseable, por alguna razón, en su caso concreto. Normalmente, el
estudiante suele progresar, de forma natural, hacia una cooperación cada
vez más subjetiva y activa con la Escuela debido a que descubre un
compañerismo creciente y constructivo y una efectividad cada vez más
profunda en alguno de los proyectos espirituales respecto a los que la
Escuela en su totalidad ha aceptado responsabilizarse, tal como Buena
Voluntad Mundial, Triángulos, el trabajo de Preparación para la
Reaparición del Cristo o la
distribución de La Gran Invocación. Pero también es posible que
prosiga, en compañía de muchos otros estudiantes de la Escuela, a los
distintos campos de utilidad jerárquica que forman parte del programa del nuevo grupo de
servidores del mundo.
En
su libro “Reflexiones”, Foster Bailey cuenta que el trabajo realizado
por Alice en la Escuela Arcana fue tan meticuloso que, en un plazo de
tan sólo diez años, el primer grupo de estudiantes de la escuela estuvo
formado. Y la necesidad del momento era tal que, según nos cuenta, la
Jerarquía utilizó al grupo clara y casi prematuramente.
* B. G. es una estudiante comprometida y dedicada
al trabajo de la Escuela Arcana y sus actividades de servicio. El texto
que trasmitimos es el resultado de una conferencia dada hace
unas semanas en la Sociedad Teosófica de Barcelona,
España.
Enlace relacionado: http://www.lucistrust.org/spanhtml/arcane/index.shtml
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Materiales
sobre la Escuela Arcana para descargar en:
La Escuela Arcana
- Folleto
preliminar
Los
Principios de la Escuela Arcana
Entrenamiento esotérico en un periodo de
transición
¿Qué es una Escuela
Esotérica?
La Ciencia de la
Meditación
El Trabajo del Maestro
Tibetano
Las Actividades de Servicio de la Escuela
Arcana
La Jerarquía
Espiritual
Shamballa: El Centro donde la Voluntad de Dios es
conocida